Castilla y León
Zamora
Zamora nunca ha tenido un gran peso a nivel industrial, pues desde tiempos remotos ha sido el sector agrario la base de su economía zamorana, obteniéndose productos de gran calidad, dos de los cuales ya han alcanzado la denominación de origen, el Vino de Toro y el queso zamorano.
Una primitiva actividad industrial en la zona es la molienda. Zamora cuenta con gran número de molinos repartidos a lo largo de su geografía. El molino tradicional zamorano consiste en un mecanismo movido por la fuerza del agua, por lo que todos ellos se encuentran cercanos al cauce de un río. A mediados del siglo XIX se produjo un cambio tecnológico y desaparecieron la mayoría de los viejos molinos, sustituyéndose por fábricas de nueva planta aprovechando las antiguas presas.
En 1856 la industria harinera en Benavente cuenta con dos pequeñas fábricas harineras: La Ventosa, que pertenecía al duque de Osuna, y que contaba con ocho muelas, y la Fábrica de Policarpo Rodríguez, que contaba con nueve muelas.
En 1856 la industria harinera en Benavente cuenta con dos pequeñas fábricas harineras: La Ventosa, que pertenecía al duque de Osuna, y que contaba con ocho muelas, y la Fábrica de Policarpo Rodríguez, que contaba con nueve muelas.
En toda la zona del norte de Zamora aún se conservan numerosos molinos tradicionales como el molino de Mózar de Valverde, de cinco piedras; el molino de Olleros de Tera, molino de agua de tres piedras y cuatro canales; el molino de Bretó de la Ribera, uno de los molinos mejor documentado históricamente, el antiguo molino de Bárate, considerado una reliquia de la industrialización de los comienzos del siglo XX, ya que fue la primera fábrica de harina de la provincia de Zamora movida por energía eléctrica. Los molinos de viento no son característicos de esta zona, sin embargo podemos encontrar uno en San Pedro de Zamudia.
El Museo Etnográfico de Castilla y León pretende crear un centro dinámico que acoja el numeroso patrimonio popular de la comunidad y difundir la riqueza de la cultura tradicional en la sociedad.
En cuanto a su patrimonio natural, la comarca nos ofrece algunos espacios de gran belleza como los Arribes del Duero y las lagunas de Villafáfila, a sólo 35 kilómetros de Zamora, la segunda zona de invernada de aves después de las marismas del Guadalquivir.
El paso del ferrocarril por Zamora nos ha dejado un puente de relevancia, el puente sobre el Duero, cuyas obras comenzaron en 1890. Sobre pilas y estribos de sillería se monta una viga metálica en celosía de cinco tramos y tablero superior con una longitud de 254 metros. En un principio el Ayuntamiento y la Diputación de Zamora solicitaron que fuera un puente mixto, que no sirviese sólo al ferrocarril, sino también a vehículos y pasos de personas, pero su propuesta fue rechazada. Por este puente pasaba la línea de ferrocarril Plasencia-Astorga.
Zamora es sin duda la ciudad del románico, muestra de ellos son la iglesia de la Magdalena, la de San Isidoro, la de Santa María la Nueva, la de San Juan de Puerto Nuevo y la de San Vicente entre otras. Pero entre todos estos edificios destaca notablemente la catedral, construida a mediados del siglo XII.
Texto original ubicado aquí:
No comments:
Post a Comment